No es, desde luego, una típica película de Netflix, aunque se encuentre, curiosamente, en esa plataforma.
“El discípulo” (Chaytania Tamhane, 220) sigue el aprendizaje de un chico obsesionado por la pureza de cierta canción tradicional hindú, de lo que él llama “música clásica”, unas ragas que no se nos ahorran y constituyen la mayor parte de la cinta. La otra parte se encamina a hacernos ver:
a/ Las dudas que va alcanzando sobre si sus referentes y maestros no le están, en el fondo, tomando el pelo.
b/ Que, en cualquier caso, otras formas, quizás prostituidas, quizás no, van interrumpiendo en el mundo de la música y se van haciendo prioritarias, dejando a esos puristas sobrevivientes en un mundo ficticio en disolución. Y la vida por vivir.
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