Igual que hay estudiantes universitarios japoneses de esos uniformados en las primeras películas de Ozu, también los hay en “No añoro mi juventud” (Akira Kursawa, 1946), que hoy han pasado en la Filmoteca. Tanto es así que, siendo estudiantes que se sublevan contra el fascismo, llevando a la huelga a sus universidades, en una batalla campal entre ellos y la policía cuesta distinguir a unos de otros.
En las hermosas escenas iniciales de la película, unos cuantos estudiantes de esos uniformados y Jukie, la hija del profesor (a la sazón Setsuko Hara, que aún no había actuado en ningún film con Ozu ni Naruse) van de excursión a las montañas que rodean la Universidad de Kioto, donde estudian y de repente, la relajante sensación de felicidad viendo las vistas tras el esfuerzo efectuado, se rompe por el sonido de una ametralladora. Es la época en la que los fascistas han empujado hacia la invasión de Manchuria y el clima de militarismo lo invade todo.
Pero es una escena previa, de esa misma excursión, la que da pistas sobre lo que irá toda la película. Se tiene que cruzar un río, saltando de piedra en piedra y Jukie duda un momento. Desde la otra orilla, dos estudiantes le dan la mano, expectantes por saber por cuál de los dos se decidirá ella.
Ambos van a representar a lo largo de la película dos posturas, dos actitudes ante la vida, radicalmente diferentes. ‘No añoro mi juventud” está hecha en 1946, con los norteamericanos controlando todas las actividades del Japón. Kurosawa hace su película elogiando, al contrario de la del conformista, la postura del estudiante que se mostrará activo por la libertad de expresión y contra la guerra.
En la presentación nos han comentado que Kurosawa se sentía mal porque sus películas previas no tenían nada de su postura sobre el fascismo que había invadido su país y sobre la guerra y que por fin pudo hablar de ello. No sé. Mejor no investigarlo demasiado.
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