Enumera Marcha Meril (ya saben: une femme mariée...), en un documental sobre los rusos blancos en Paris, las diferentes institutrices que tenían en el imperio ruso las familias aristocráticas como la suya (pues era hija de exiliados a la capital francesa, que llegaron a ser -se dice pronto- unos 400.000).
A saber:
-Una alemana, encargada de la educación, que enseñaba matemáticas y física.
-Una institutriz inglesa, responsable de los buenos modales.
-Una francesa, para hacer mermeladas y desvirgar a los chicos.
-Una rusa, nania, para la religión, las canciones y el arte.
Cada noche -acaba diciendo en esa intervención- se hablaba uno de los idiomas de todas ellas.
Como no he dado con ninguna fotografía de sirvientas que se aviniera, cuelgo esta fotografía de Andrei Korliakov, retrato de otro tipo de sirvientes.
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