jueves, 18 de abril de 2024

Fora de casa. Cinema amateur a Catalunya 1924-1940…

La primera película amateur conservada, con fecha confirmada: la de la nevada que hubo en Montjuic en febrero de 1924. El rectángulo blanco de la parte superior central corresponde a media perforación del fotograma de 9,5 mm

A la entrada de la exposición nos recibe una cámara de 35 mm…

… que contrasta con el reducido tamaño del proyector, cámara y bobinas de película del Pathé Baby.

El magnífico collage de tres pantallas de la exposición, en las que se proyectan, al unísono, secuencias de diferentes películas amateurs de un mismo tema. Hay reflejos, pero también hay temas que reflejan la modernidad del momento (como vuelos de aviones) y momentos de estética vanguardista.



En los primeros años 70 el cine independiente, underground o alternativo vino a ocupar los escaparates que tenía el cine no profesional que existía hasta entonces.
Recuerdo pequeños festivales locales, copados en principio por el cine amateur, en el que fueron apareciendo poco a poco nuevas aportaciones de gente joven que tenía otro concepto del cine, que hacía con sus medios, en subformato. Al formalismo esteticista que frecuentaba el cine amateur, siempre repleto de reflejos del sol entre veleros y cosas así, se le empezaba a oponer un cine realmente experimental hecho con cuatro cuartos; frente a las forzadas historias ficcionadas, con actores sobreactuando, le empezaron a cortar el paso nuevas autorías, en ocasiones muy metidas en la parodia; a los recorridos por pintorescos mercados semanales y fiestas patronales les salieron ciertos inicios, bien críticos, de un primer cine militante.
Pero es verdad que el cine amateur llegó primero…
Éste año la Filmoteca celebra el centenario del cine amateur en Cataluña, y lo hace con, entre otras cosas, una exposición que lleva por título “Fora de casa. Cinema amateur a Catalunya 1924-1940…”. Una pieza (bastante aburrida por su mirada persistente a un paisaje urbano nevado o a una gente lanzándose bolas de nieve en Montjuic en febrero 1924, mucho antes por tanto de las primeras películas de Lisandro Alonso) puede verse en la exposición, y está ahí por ser la más antigua que se tiene y se ha podido datar.
En 1923 apareció por aquí la Pathé Baby y con ella se popularizó el cine familiar. Los rodajes de fiestas de cumpleaños debieron ser multitud, pero también se iniciaron los relatos filmados de viajes y un grupo de aficionados empezaron a practicar con cámaras en busca de un cine más personal y hasta artístico.
Grupos de cine amateur, concursos, premios, boletines y revistas empezaron a proliferar. La documentación que queda de todo eso, como la de los cine-clubs, es escasa, difícil de datar y situar y en general de estética y calidad paupérrima. Quizás el nombre más repetido relacionado con el cine amateur sea el del Centre Excursionista de Catalunya, y así se puede constatar en la muestra.
El periodo representado de la exposición capta de lleno el de la República, y uno de los intereses suscitados era ver si se notaba su impulso estético y progresista, como en otros campos. La respuesta es, yo diría, ambivalente. Es verdad que se ven, en una gran pantalla, collage de tres pantallas independientes, imágenes muy atractivas extraídas de las películas localizadas, atendiendo a los diferentes motivos temáticos por las que se han agrupado, pero también es verdad que uno de estos motivos es, por ejemplo, el de los reflejos que asignaba como presencia eterna en los films amateurs de los bien posteriores años 50 y 60, tras el hachazo de la guerra civil.
Ayer, en una visita llevada por la comisaría de una exposición del KBr dedicada a la fotografía familiar, aunque apoyada por los dos comisarios de ésta, ella señalaba dos vacíos. Uno, el de cineastas amateurs mujeres, que las hubo, pero no en las asociaciones del ramo, quedando más ocultas en la unión familiar. El otro, un cine más osado, hasta comprometido, que viera reflejar la eclosión que hubo del cooperativismo, ateneos populares, etc.
Concluyeron que hay que seguir buscando para que aparezca. A ver si así podemos rescatar al cine amateur de esa continua relación con una burguesía adinerada, que era la que podía hacerse con la cara maquinaria las caras películas virgen a impresionar y sus caros revelados.

A la derecha, una escena de “Memmortigo” (1934), una de las películas de Delmiro de Caralt. También desfilan escenas atribuidas a quienes luego fueron conocidos directores de cine comercial

Una pequeña sala adjunta habla del renacimiento del cine amateur tras la guerra civil. Dejo a un lado ciertos temas… y siguió con fuerza. Me ha hecho gracia ver que estos carteles hablan de un concurso que tenía lugar en el muy frecuentado durante por la postguerra por la alta burguesía “El Cortijo”

A la izquierda, Nuria F. Rius, comisaría de la exposición del KBr sobre “cine doméstico). Le acompañan una responsable de la Filmoteca y los dos comisarios de su muestra, Enrique Fibla e Ignasi Renau.

Siempre que estoy ahí en un horario válido, tengo tendencia a mirar hacia arriba…

 

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