Diferentes niveles visuales y sonoros…
Los protagonistas de “Brincar com a fogo”.
Tras no haber podido utilizar las entradas compradas de los dos Hong Sang soo y del Wang Bing, aún con antibiótico en el cuerpo, anoche, pensando en que sería tranquila, sin mucha gente, me decidí a asistir a mi primera sesión del Festival d’A. Había escogido “Mal vivir” (Joao Canijo, 2023). Resistí, y salí contento de la elección.
Es “Mal vivir” una película compleja, de doble o triple estructura, y no sólo por estar compuesta de tres episodios, sino porque en cada uno de ellos muchas veces la imagen no permite apreciar cuál debería ser el centro de atención o, al menos, el que corresponde al sonido que apreciamos en su banda sonora.
Hasta que entendemos que en el mismo escenario (espacios de un hotel de vacaciones, con elegante restaurante y amplia piscina)se entremezclan al menos las tres historias de huéspedes. Aunque cada una de ellas se focalizará en su correspondiente episodio, vemos casi siempre movimientos u oímos diálogos de los otros, además de los de la televisión o los de un servicio que es una presencia de fondo casi todo el tiempo. Puede suponerse el marrón para la empresa que haya debido encargarse, por ejemplo, de los subtítulos.
Para superior desconcierto del espectador, en ocasiones la cámara se sitúa en otra espacio, detrás de una cristalera, con lo que los ruidos ambiente de ese espacio quizás predominan sobre los de la supuesta acción principal presentada.
“Jugar con fuego” (muy bonito en el portugués original: “Brincar com a fogo”. Una pareja en la que ella le acaba de dar el salto a él, si bien éste también picotea por aquí y por allá), “El pelícano” (madre con su hija y el nuevo marido de ésta, con extrañas relaciones todos) y “Amor de madre” (dos chicas amantes y la manipuladora madre de una de ellas) son los nombres de los tres episodios, cada uno de ellos dejando ver una escena estilo “13 rue del Percebe” o, si se prefiere, “La ventana indiscreta”, la cámara captando por la noche las diferentes habitaciones, que permite al espectador resituar las escenas.
Tres historias con diferentes formas de “Vivir mal”, que acaban con el abandono del hotel, vía check-off. Pero nosotros nos quedamos por un instante con una de las chicas de servicio, limpiando. Aunque se la ve cantando, ¿será eso el aviso que también hay campo para el “Mal viver”? Ese es el nombre de la película que Canijo hizo como complementaria, y que espero ver creo que hoy…
Ahora que lo pienso, lo de “El pelícano” quizás me debería haber hecho recordar algo. Me llevé una sorpresa al saber, vía los títulos de crédito finales, que los tres nombres de los tres episodios corresponden a obras de Strindberg, a las que se ve adaptan.
Madre e hija de “Él pelícano”
Las dos chicas de “Amor de madre”. Pero fotografiadas por el de “Jugar con fuego”.
Y el servicio.
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