Los ordenadores que todo lo registran.
Un agente ligando con una de las hijas de la ayudante de 51, como método de acceso a sus secretos.
Acostumbrados a sus comedias ligeras, algo desvergonzadas, la aparición de “Dossier 51” (1978; en Filmin, TV5Monde,...) fue casi unánimemente aplaudida por los detractores de Michel Deville. No desmiente nada sobre su forma de hacer, pero todos vieron detrás, esta vez, “un tema serio”: los nuevos métodos de control y sometimiento.
Lo cierto es que, en una época en que se popularizó un cine “político” que distaba mucho de ser también realizado “políticamente”, la elección de su rigurosa forma dejó bastante admirados a todos. Bueno: quizás no a los de los Cahiers, pero no sé, ya que en esa época estaban por otras cosas y no creo ni que la vieran.
Vista hoy, la película y sobre todo sus títulos de crédito e inicio, con ese buscado efecto de presentar todo tipo de aparatos modernos de vigilancia y control (ordenadores, grabadoras, cámaras y proyectores) pierde todo el impacto que, sin duda, debió provocar entonces, consiguiendo más bien sonrisas condescendientes ante algo hoy tan superado, tan anacrónico.
Pero lo que sí se mantiene como mérito de la película es el rigor empleado en ella formalmente. Deville, rey del corte y salto de plano, está aquí en su salsa, sin perder siquiera su conocido humor, pero en esta ocasión no se trata de un efecto que pueda tacharse de gratuito por sus enemigos. Vemos todo el rato un collage de imágenes y grabaciones de sonidos que se supone corresponden a los de los aparatos de vigilancia puestos en marcha para investigar y descubrir todo sobre un alto funcionario de la administración que ha ascendido a cargos importantes.
Todos esos audios e imágenes van acumulándose y formando el “Dossier 51”, siendo 51 el número por el que se conocerá al personaje investigado, lo que justifica al completo la forma entrecortada de todo el film.
Sólo en algún momento, siguiendo lo averiguado por la investigación en curso, da la impresión de estar ante tomas más largas y consistentes. Uno de estos momentos es, sin duda, la historia que se desvela detrás de la madre de 51, también investigada a ver si aporta datos de interés.
Por el final, vemos las declaraciones de una parte del equipo investigador, con psicólogos y demás asesorando sobre cómo actuar. Y me ha hecho especial gracia ver a un jefe de gabinete (interpretado por Roger Planchon) que, haciendo de completo demiurgo, marca la estrategia a seguir para controlar y anular por completo a 51: me ha recordado un montón a MAR, ahora otra vez tan de actualidad.
La, por una vez, emotiva escena de la entrevista a la madre de 51.
El retorcido asesor (Roger Planchon), que, por su notoriedad estos días como asesor de Ayuso, me ha recordado un montón a MAR: sus mismos métodos.
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