viernes, 24 de diciembre de 2021

Una chica cortada en dos



“Una chica cortada en dos” (2007) es ya de las últimas realizaciones de Claude Chabrol y su visión me ha atemperado bastante el entusiasmo que me produjo cuando la estrenaron, quizás porque tengo muy recientes unas cuantas suyas de las mejores.
Se abre con unos títulos de crédito con música operística a todo trapo. Luego vemos que procede de la radio del coche que sigue la cámara, mostrando imágenes viradas en rojo de las carreteras y paisajes que llevan de la ciudad a una casa moderna perdida en el bosque.
La habitual cita, en este caso de Jules Renard, del que se oyen otras durante el metraje, hace mención al sentimiento de hacerse mayor. La dice el protagonista, un escritor de éxito, a tenor de la casita en la que vive.
Lo de la edad, de las diferencias de edad, es uno de los temas de fondo del film, todo él repleto de “gente bien” depredadora o tirándose los tejos… y aceptando los de los demás.
Sólo por el final la trama deriva hasta entrar un poco en el asunto criminal, que tanto marca a las películas de Chabrol. No he seleccionado ninguna escena como perfecta, además de representante fiel de las obsesiones y saber hacer de Chabrol. Una candidata podría haber sido una bastante exagerada reunión de los próximos a la adinerada familia Gaudens, con Monseñor incluido, pero de tan exagerada roza la caricatura y prefiero quedarme con el Chabrol que, sin perder nada de su acidez, resulta más sutil.








 

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