Las cuatro hijas, secreto a voces de la película, asistiendo asombradas al rodaje de una publicidad del programa televisivo.
En “Lazzaro feliz” había un milagro. En esta otra película de Alice Rohrwacher de cuatro años antes, “El país de las maravillas” (2014), no parece surgir ninguno y, sin embargo, varios se dan al unísono.
Uno sería el que sostiene su misma base argumental. Esa familia (pareja y cuatro hijas), seguramente procedente del mundo contracultural, viviendo en la Umbría míseramente, de una exclavizante explotación rural, centrada en el cultivo y venta de miel.
Otra, para espectadores como yo, el personaje de la hija mayor, Gelsomina, dejando de ser niña, exclava mayor del trabajo, ojos y rostro atemorizado, centrando su esperanza en un cutre programa concurso televisivo regional que mezcla cutres ideas mal asentadas sobre las tradiciones del mundo etrusco con esencias consumistas.
Me fijé en su última secuencia: un barrido por la destartalada fachada de la masía y un plano fijo de un interior solitario.
Pasó el miércoles por la noche por el canal TCM, donde supongo seguirá haciéndolo, pero veo que está también en Filmin.
Gelsomina haciendo el número de sacarse abejas de la boca.
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