Empiezan a surgir por todos los rincones cosas a ver y pese a que parecería que había tiempo para todo, voy viendo que no es así.
Hay quien se pone a hacer los 10.000 metros en el balcón, por aquello de mantenerse en mínima forma. Hay quien baja de la estantería, donde ha dormido durante veinte años, el volumen de aquella novela que era imprescindible leer y esperaba un momento oportuno. Otros se ponen como locos a hacer sudokus o a participar en concursos a distancia. Prácticamente todos envían a amigos y familiares la última ocurrencia feliz, para rebajar la tensión a base de carcajada.
No señalaré, pero en casa a alguien le ha entrado la furia ordenadora. Un día revisar, desechar lo que no interese y reordenar una estantería. Otro día dar frente a un gran stock de VHS, la gran mayoría con programas grabados de la televisión. En fin: lo suficiente para trastocar una jornada de reposo activo en un trabajo de esos que dejan la cabeza como un bombo.
Para quien no lo recuerde puedo echarle una cable, porque yo acabo de irlo recordando poco a poco: Los VHS (o los Beta, que tenían inicialmente un selecto grupo de gente interesada en la cosa audiovisual) eran un método de grabación secuencial. Eso quiere decir que, si disponiendo de la tecnología adecuada se había grabado en ellos una serie de películas o programas (en las cintas que comprábamos se podía, en LP, grabar hasta cuatro horas...), éstos se localizaban en la cinta uno detrás de otro, a veces con anuncios intermedios y todo.
Pongamos que hoy hayan aparecido (ya hubo una razzia similar hará una década) un centenar de cintas VHS y se haya planteado su eliminación. Un amigo del trabajo decía que tenía la costumbre de hacer reposar una temporada los temas a trabajar en el cajón, pues con gran alegría comprobaba, pasado el tiempo, que muchos se habían resuelto sin necesidad de hacer nada... Pues bien: ese mismo paso del tiempo (cambio de focos de interés, posesión en otro formato, fácil acceso,...) me ha permitido decidir tirar, sin mucho trauma, un 80%. Queda el 20% restante...
Ya sé que el DVD está también a un telediario de su obsolescencia, pero estábamos hará una década en el proceso de pasar de VHS a DVD las cosas de interés. Quedan muy mal, porque el tiempo destroza los originales, por lo que se ha de seleccionar bien qué cosas tienes un enorme interés en realmente conservar en el soporte que se creía, entonces, definitivo. Para eso teníamos un “Combo”.
He pasado una cosilla (de unos cuatro minutos) de una cinta de VHS al HDD, el buffer de lo grabado del combo, recordando poco a poco como caray se hacía. Ahí ha surgido la sorpresa. El Combo permitía no sólo pasar de VHS a DVD, sino grabar también programas de TV. Y resulta que en el buffer, desde el que se podía grabar en un disco DVD preparado (ahora no recuerdo muy bien cómo, pero ya saldrá), tenía almacenadas cantidad de grabaciones en espera de ese proceso. Y muchas de lo más curiosas.
Vamos, que las cosas a visionar se reproducen a una velocidad aún superior a la de propagación del virus.
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