El trío protagonista, compungidos, viendo llegar en su oficina a grupo legal de choque de IBM, que vienen a hacer frente a su proyecto. |
No es que sea “Mad men”, que tenía, al menos en su inicio, además del reflejo escenográfico de una época en una clase (la de los jóvenes profesionales universitarios), buenas dosis de saber hacer en puesta en escena.
“Halt and catch fire” (Christopher Cantwell, Christopher C. Rogers, 2014), la serie que ha comprado y ahora puesto a disposición Filmin, quiere emular su éxito a base de una receta parecida. Sustituye a los pioneros del márketing por avanzados diseñadores de microinformática, también intentando romper esquemas.
Pero, sin ser “Mad men”, también tiene, desde mi punto de vista, unas cuantas cosas curiosas, que permiten seguirla, al menos por lo que llevo visto, con placer y puede servir, dosificándolo convenientemente, para amenizar durante bastante tiempo el confinamiento casero, porque son cuatro temporadas de diez capítulos cada una. Espero que mantenga el nivel de los primeros capítulos y no se convierta de un placer liberador en un pesado lastre, porque a la que estas cosas las quieren alargar, las van dotando de subtramas, y las convierten en una pesadez.
Un ejemplo de estos detalles curiosos, que denotan trabajo de planificación, aunque sea en parte de guión, puede ser éste del cuarto capítulo de su primera temporada: El gestor de la empresa de informática, burdo tejano que se ha hecho a sí mismo, preocupado, casi hundido por los problemas que le ha ocasionado contratar a quien no sabemos si es solo un fantasma o realmente un visionario con ideas, va a ver al propietario de la empresa a su rancho, para quitar hierro a sus apuros por las noticias que le han llegado. Digamos que la conversación no es muy halagüeña para nuestro hombre. Pues bien, su retirada, abatido y temeroso, la hacen coincidir con el sonido del disparo a un caballo que ha tenido un accidente y ven que ya no podrá levantarse.
Un segundo detalle es un pequeño chiste, casi imperceptible, pescado en el inicio del último capítulo que he visto, el quinto: La chica prodigio antisistema que ha escrito en un periquete un código de acceso revolucionario, disfruta de una estancia pagada en hotel elegante de vacaciones, por primera vez en su vida. Llama por teléfono a recepción:
-¿Podría venir un momento el de apellido francés? ¡Eso es, Concierge! Gracias.
Las dos prodigios de la informática. Un ama de casa abnegada que lo soluciona todo sin figurar y una antisistema. |
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