Ésta es la entrada número 30 de esta serie de “fotos” sobre publicaciones de relieve de cine-clubs de todo el mundo. Un álbum abierto a quien quiera colaborar a engrandecerlo, ideado por Julio Lamaña.
Contenido:
Programa y catálogo de la muestra de cine experimental español efectuada en 1981. Como señala la portada, contenía cintas de cineastas experimentales de Barcelona (con piezas de, entre otros, Eugenia Balcells, Juan Bufill , Eugeni Bonet, Manuel Huerga o Carles Comas), Madrid (cosas del famoso “Anti-cine” de Javier Aguirre, el “Andante” de Eduardo Momeñe o el “A-Mal-Gam-A” de Zulueta) y Valencia (cosas de Lluís Rivera, Josep Lluís Seguí,…). El programa venía confeccionado por los auténticos especialistas Manuel Palacio y Eugeni Bonet.
Relación con los Cine-clubs:
Éste fue el último ciclo organizado en el Cine-Club de l’Associació d’Enginyers por Joaquim Romaguera. Como él mismo dice en la introducción del opúsculo (de 23 páginas), sucedía a 4 años de inactividad del cine-club, debido a problemas presupuestarios (en el año 76 se inició una crisis…) y, por otro lado, a las dificultades para atraer socios a un cine-club de Barcelona en una época en que la Filmoteca había normalizado sus sesiones y los cines de “arte y ensayo” vivían una época de esplendor, estrenando y rescatando todos los films prohibidos durante el franquismo.
Romaguera, tras su etapa en el Cine-Club Ingenieros (el de la Escuela) en los años 60, montó en 1969 un cine-club en el edificio de la Associació d’Enginyers y del Colegio de Ingenieros, si bien inicialmente iba a llamarse Cine-Club Mèlies. Allí, efectuando publicaciones paralelas, programó ciclos de clásicos del cine, cine de animación, etc. Estoy viendo ahora un programa del primer trimestre de su quinta temporada (1974-75), en la que se proyectaba un más que interesante ciclo de “Grans noms del cinema francés”, con películas de Sacha Guitry, Jean Cocteau, François Truffaut, Marcel L’Herbier,…
Lamentablemente, esta “Primera Setmana de Cinema Experimental Espanyol” no tuvo el éxito que se merecía. Fue entonces cuando Romaguera nos pasó los trastos a Martí Rom y a mí, que introducimos un giro de planteamiento importante en el cine-club (seguirá).
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