La foto número 32 de este álbum sobre publicaciones relativos a cine-clubs, ideado por Julio Lamaña Orozco, va en clave impudorosa, muy personal:
Contenido:
Datado en mayo de 1975, se trata de una monografía de 178 páginas sobre Pere Portabella en su faceta de productor y realizador cinematográfico. Comprende una “visión global” sobre la España y el cine en el que se encuadraba (o no) la obra de Portabella; su filmografía y fichas completas de sus películas; una serie de jugosas “anotaciones e informaciones paralelas” (en las que se explicaban, creo que por primera vez, asuntos tan curiosos como el del “affaire Viridiana”); un estudio pormenorizado de “No compteu amb els dits”, “Nocturn 29” y “Umbracle” y una recopilación de artículos sobre Portabella, hasta entonces muy dispersos.
Historia personal de la pieza:
Desde que empecé a estudiar en la Escuela de Ingenieros eché el ojo al DAC –Departament d’Activitats Culturals- y al CCI –Cine club Ingenieros-, intentando entrar en este último en repetidas ocasiones. Por desgracia, en mi clase había un miembro del CCI que me iba dando largas en el asunto (“Ahora estamos completos”; “quizás de aquí a unos meses se irá uno y entonces propondré tu incorporación”;…). Pasados ya un par de años, al inicio del curso 1972/73, y ante la nueva negativa de mi compañero de clase, como yo era uno de sus asistentes habituales, hablé directamente con los que llevaban el cotarro, que se miraron asombrados (“¡Pero si estamos buscando gente desde siempre!”). Inmediatamente me dieron la mano, agradecidos por mi solicitud. Luego comprendí que mi co-discípulo, el de las eternas negociaciones para entrarme en el equipo del cine-club, era una persona incluso más especial de lo que había intuido.
Al día siguiente, iniciando lo que sería una fascinante variedad de “école buissonière”, que no consistía en saltarse las clases para ir al cine –que en eso ya estaba curtido-, sino para trabajar en las tareas del cine-club, un Seat 850 salía de la Escuela de Ingenieros y sorteaba de manera endiablada toda serie obstáculos, con el objetivo de llegar en unos minutos al Colegio de Arquitectos. Conducía el bólido Marí Rom, hacía de co-piloto Robus, y yo iba chocando en cada bache en el techo propulsado desde el asiento de la suegra, atrás. Aparcado el coche de cualquier manera delante de las vidrieras que había pintado y borrado en un santiamén Joan Miró, hechas las presentaciones de rigor, nos dispusimos a cumplir la cita acordada para ver las tres películas de Portabella de la serie “Miró, l’altre”. Iniciábamos los trabajos para hacer un largo ciclo con toda la obra de Pere Portabella hasta entonces, empezando con sus largometrajes como productor (sólo pasamos también algún que otro cortometraje producido por él) y siguiendo con toda su obra como realizador, efectuada salvo sus tres primeras piezas totalmente al margen de la industria y, no digamos, de la censura.
La base de todo este trabajo, al cabo de casi tres años reflejado en este libro –como todos los dossiers editados por el CPDA (la Comisión de Publicaciones de la Delegación de Alumnos), donde también se editaron dossiers de otros cine-clubs, como el de “El cine como arma…”, del cine-club Informe 35, por aquí también presentado- fueron las largas entrevistas que efectuamos el trío del 850 en el apartamento que Portabella tenía arriba del mítico Bocaccio, donde recuerdo, cuando superábamos las numerosas citas falsas o los aplazamientos –uno de ellos de causa más que mayor: habían detenido a todos los miembros de la Assamblea de Caytalunya-, la curiosa figura de un hombre paseando sistemáticamente de un lado a otro del terrado de la casa de enfrente. Yo era un pipiolo sin experiencia, con lo que mi intervención casi sólo se redujo a cierto feeling común con el cineasta en la apreciación de unas cuantas películas y en la de grandes astros de jazz, de los que Portabella ha sido siempre un gran seguidor, y en alguna que otra pregunta inocente. La entrevista no se llegó a publicar en el libro (apareció parcialmente en “Historias sin Argumento. El cine de Pere Portabella”, el libro editado para el MACBA y Ediciones de la Mirada en el 2001 por Marcelo Expósito, y hace poco aún quedaba algún rastro de ella en la web del realizador, que últimamente la reivindicaba), pero sirvió de base, junto a la visión en extenso de las películas, como fuente inapreciable de datos para buena parte de lo que figura en este opúsculo.
Relación con los Cine-clubs:
Es un caso extremo, poco común, de dossier de cine-club que fue inflándose y alargándose…hasta convertirse en un libro.
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