Golpe de suerte

Un mundo…

Ayer inauguramos eso de las sesiones de cine a 2 euros, con las que ponen alfombra roja a la tercera edad (que ya era la que iba aún algo al cine). Para ensayar cómo iba la cosa, apuntamos al último Woody Allen, “Golpe de suerte”, 2023, aunque no tuviéramos grandes esperanzas depositadas en la película.

La primera conclusión que saqué es que las viejas damas del barrio acuden numerosas, en grupo y diligentes, dejando al margen cualquier eventual boicot, al Allen del Boliche. La proporción resultante en número de espectadores era penosa para los representantes del género masculino.

La segunda es que sales de la película, ligera comedia con un inesperado toque de crueldad, es verdad que puede que por las pocas expectativas con las que la abordamos, sacando pecho, bien satisfechos de su ratio calidad/precio.

Competición entre dos mundos, uno el del dinero y la sofisticación que éste ofrece, otro el muy idealizado por el cine, del arte y la poesía, pero también lucha a fondo entre los que tienen plena creencia en el azar y los que, no creyendo en él, pretenden que obligan, fuerzan la suerte, la película tiene también alguna cosilla de puesta en escena evidente, pero resultona:

Ahí están, para corroborarlo, ese momento en el que el personaje interpretado por Melvil Poupaud es captado oportunamente en su habitación, en el momento de una llamada, sin pantalones, ofreciendo de repente una imagen en verdad ridícula. O, mejor, esas sombras en las que Allen/Storaro envuelven al mismo personaje cuando, teléfono en mano, inicia un sombrío proceso, luego efecto redoblado bajo un túnel junto al Sena cuando ya entra en mayores, planeando algo siniestro.

… y otro.