Carandell en su casa de la plaza Letamendi.
En el patio de la casa familiar de la calle Provenza.
Fotografía de su temporada viviendo en el Japón. A la derecha, su mujer Christa Gottschewsky.
Asomado al balcón de su casa de la plaza Letamendi.
Colaboró en muchas publicaciones de la época.
No estaba muy bien de salud Josep María Carandell cuando, en 1999, Martí Rom rodó otro de sus trabajos para el Cineclub Associació d’Enginyers, dedicado a su figura, y le costó un gran esfuerzo, que se adivina en alguno de los planos de los 22 minutos resultantes.
Normalmente sentado (generalmente en algún rincón de su casa de la plaza Letamendi), aunque también paseando por el hoy desaparecido barrio del Pou de la Figuereta o por el terrado de la Pedrera, Carandell va desgranando, casi como inventario, sus diferentes ocupaciones y los intereses que le fueron llevando a escribir una bastante larga relación de libros en catalán y castellano.
No sin momentos difíciles, me han quedado grabadas en la memoria en ese año que pasamos con él varias cosas, muy singulares.
Una, desde luego, es el conocer de cerca a Carandell, al que había leído, a parte de por artículos en muy diferentes publicaciones, dos libros que tuvieron mucha repercusión: el que escribió sobre “Las comunas, una alternativa a la familia” y la “Guía secreta de Barcelona. Pero al margen de estos libros de éxito, inicialmente ya era considerado, junto a su amigo Eugenio Trías, la gran esperanza de la filosofía de por aquí.
Otra, de la que no aparece casi rastro en el vídeo, fue dar con la figura de su padre, Joan Carandell, un hombre de origen muy modesto que se convirtió en el equivalente al Conseller de Economía republicano, que huido a la zona nacional, gozó de las simpatías de Franco, llegó a tener un gran patrimonio (como la casa de calle Provenza que aparece al principio, o el famoso Mas de Reus)… y lo perdió al completo, y que, en sus últimos años, escribió bajo el seudónimo de Llorenç de Sant Marc toda una serie de novelas policiacas sobre la Barcelona del pistolerismo, que conocía de primera mano, fueron alabadas por Vázquez Montabán y sirvieron de referencia, por ejemplo, a Eduardo Mendoza para su “La verdad del caso Savolta”.
Otra, sus amistades. En un momento del vídeo está en su casa ante uno de los “pueblos” que construía con sus propias manos su gran amiga Ana María Matute. Pero también escribió canciones para otro gran amigo (Ovidi Montllor), Joan de Sagarra lo nombró hermano mayor suyo, o llegó a escribir una ópera junto a Joan Guinjoan.
Y una última cosa que no olvidaré: el privilegio de pasear con él por Barcelona, oyendo sus explicaciones sobre todo lo que íbamos viendo. En el mismo vídeo nos enseña unas calles cercanas al Mercat de Santa Caterina que son ahora un barrio nuevo… de más bien baja calidad y sin misterio alguno. Y aparece en el terrado de la Pedrera. ¡Qué placer oír de su boca toda la simbología que iba deduciendo de sus elementos,
El enlace:
Con Ovidi Montllor, para quien escribió muchas canciones.
Con su “hermano pequeño”, Joan de Sagarra.
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