Quizás la desconcertante idea que más te asalta viendo “Proust, l’art et la douleur” (Guy Gilles, 1971, ayer en la Filmoteca) sea que en 1971, un año que tengo por muy presente y vivo, era aún posible hablar con gente que había conocido al escritor.
Ese es, quizás, el punto más atractivo de la película, pues en ella aparece entrevistada Celeste (que por entonces cuidaba de la casa museo de Ravel) y, sobre todo, el hijo del notario de Illers (hoy Illiers-Combray), que explica que su hermano era amigo de Proust y muestra diferentes detalles de la casa vividos por él que evocan directamente el mundo del escritor, reflejados en “La recherche”.
Si quitamos eso, aparece la pelicula de Guy Gilles, con su actor fetiche, Patrick Jouané abstraído o paseando por Cabourg y, sobre todo, Venecia, de la que Gilles dice que intenta sacar “un perfume de Proust, mientras Emmanuelle Riva recita en off fragmentos de su obra.
Mañana sábado se volverá a pasar. Una sesión, diría yo, que habría de interesar sin ninguna duda al círculo proustiano barcelonés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario