Está por Filmin una película griega, "Suntan" (Argyris Papadimitropoulos, 2016), con ciertos aspectos del nuevo cine griego o de aquí mismo, pero que en realidad revela el molde del cine de siempre. La protagoniza un callado cuarentón que va a ejercer de médico de una tranquila isla griega de 800 habitantes. Le llaman para asistir a una mujer de edad, como casi todas las de allí, pero cuando llega ya sólo puede certificar su muerte. Regresa, como cada día, a su casa. La cámara se aleja hacia la calle, dejándolo a él dentro, encuadrado por el marco de la ventana, viendo la tele. Aparece entonces el título del film.
Pero hace su irrupción el verano y con él la invasión de los que llegan para gozar de sus paradisíacas playas y de unas discotecas que surgen por todos los rincones. Empieza a frecuentar a unos jóvenes que le dejan integrarse en su grupo como un juego más. En especial él acude por una guapa rubita, que aparenta tener ciertos gestos de deferencia para con él. Se aficiona. Vaya si se aficiona.
El verano se acaba, dramáticamente, mucho antes incluso que lo haga la temporada turística.
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