Confieso haberme aburrido mucho revisitando la mítica "El hombre oculto" (Alfonso Ungria, 1971, pasó hace un tiempo por la 2). Y eso que, hecha ahora, rememoración de esa gente que pasó treinta años encerrado, oculto en un rincón habilitado de su casa al acabar la guerra civil, habría sido seguro muchísimo más radical. Yo la tenía aupada a un altar, entre otras cosas, porque fue una de las que me hicieron adorar a Julieta Serrano. Los títulos de crédito -y no sólo por los actores- están llenos de nombres del momento que luego hicieron su propio camino. Tienes la alegría de ver aparecer a Luis Ciges, pero en seguida la tristeza de descubrir que aparece doblado por otro actor. Y lo mismo con Julieta Serrano. Con la voz tan característica que tienen ambos...
Pero venía aquí para expresar mi sorpresa al caer, tras ver una escena con Carlos Otero y Julieta Serrano en un dormitorio con una gran cama, en que resulta que estamos ante un antecedente claro del "Canino" de Lanthimos. Y nosotros sin saberlo.
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