He vuelto a ver “La terra trema” (1948), la pelicula que Luchino Visconti, basándose en una novela de Giovanni Verga, rodó en Ari Trezza, uno de esos pueblos costeros sembrados de farallones del norte de Catania, y que queda como su película más ligada a los postulados del Neorrealismo.
Si bien es verdad que se nota muchísimo que fue una película para el Partido Comunista Italiano, sobre todo por esa voz en off de un didáctico narrador que habla de las miserias de la vida de los pescadores que no se someten a los propietarios del negocio y lamenta la falta de solidaridad de clase, me ha sorprendido en esta ocasión la extrema belleza de unas cuantas de sus escenas, como las de la chica y parejas de jóvenes enamorados en ese agreste paisaje volcánico, siempre mostradas con unos encuadres y circulación de cámara impresionantes.
Por otra parte, he estado pensando todo el rato como recuerda la imagen antigua que conservo (y aún descubro perdida en algún limitado entorno) de pueblos de la Costa Brava como L’Escala, pese a lo que ha cambiado todo (incluida la precaria situación de los pescadores de la película) desde entonces.
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