Ayer fue la última sesión del Barq, el Festival Internacional de Cine de Arquitectura de Barcelona. Una sesión que resultó muy interesante por varios motivos.
Uno primero fue por el sitio en el que se desarrolló, la nueva sala Mirador del COAC, con unas vistas increíbles sobre el centro de la ciudad. Pero ya será protagonista de otra entrada…
Los otros motivos están relacionados con el tema planteado por María Mauti, la organizadora de la sesión -“Localizaciones con Pier Paolo Pasolini”- y con los ponentes -Fredy Massad entrevistaba a Ila Bêka-. Vayamos a ello:
Primero Pasolini. Si algunos nos enredamos de lo lindo hace unos años formando un grupo para organizar una serie de actividades de lo que entonces llamamos el Projecte Pasolini Barcelona, pues resulta que ahora, con motivo de su centenario, ha salido por aquí el Projecte Pasolini’22. Este acto formaría parte del mismo. El documento de base fue “Sopralluoghi in Palestina per il vangelo secondo Matteo” (1965) uno de esos apuntes pasolinianos tan atractivos, que vinieron casi a formar un nuevo género, el de los apuntes preparatorios de un rodaje, de los que hablaba el otro día José Luis Márquez.
Luego Ila Bêka. No conozco muchos realizadores dedicados en exclusiva a filmar sobre arquitectura, pero la pareja Ila Bêka / Louise Lemoine es desde hace unos años la que me viene a la cabeza cuando pienso en ello: no solo por lo adecuado de los temas que escogen, sino también por lo cinematográfico del resultado de su trabajo. Pues bien: María Mauti señaló que Bêka siempre utiliza esa pieza de Pasolini en sus clases.
Massad pasó unos trozos de estos apuntes, correspondientes a su visita a Nazaret en busca de localizaciones para rodar Il vangelo y lo confrontó con secuencias de “Homo Urbanus”, la serie de documentales sobre diez ciudades del mundo (Rabat, Bogotá, Seúl,…) rodada por la pareja.
A partir de ahí han surgido preguntas y disertaciones sobre la relación con el espacio y sus ocupantes durante el rodaje tanto en el caso de PPP como de la pareja Bêka-Lemoine; sobre la actitud de partida para captar el espacio (Pasolini sale a buscar algo y se pierde en ese empeño, Bêka/Lemoine creen en la divagación, sin ningún a priori sobre lo que van a encontrar: comentó Bêka que en Tokio llegó a seguir a un tío deambulando durante horas porque le interesó por cómo iba vestido); sobre el montaje -Bêka- como verdadero momento de creación, entre tanto material grabado al que lleva esa enorme divagación.
En otro momento Fredy Massad pasó unas escenas de arriesgado baño masculino en el puerto de Rabat y planteó a Ila Bêka su similitud con la escena de Accattone en la que se lanza al Tíber desde un puente. Bêka, sorprendido, admitió esa semejanza, en la que acababa de caer: demostración de que estamos formados por todo lo que vemos, comentó.
Tras la muestra de unas secuencias sobre Doha, la ciudad nacida sobre el desierto, y alrededores, Bêka comentó que quizás esa ciudad encarne el incubo tan profetizadlo por Pier Paolo Pasolini.
Y con unas disquisiciones sobre lo sacro (laico) y sobre el necesario espíritu de enmaravillarse con el que acceder a filmar y a sentir el cine, se dio -no sin que antes María Mauti pasara imágenes increíbles del “Vangelo secondo Matteo”: ¡qué emoción al ver, sonando Bach, las criaturas del film sacadas por Pasolini, y entre ellas a Enrique Irazoqui!- terminada la sesión.
Habrá que estar atentos al siguiente Barq.
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