martes, 31 de mayo de 2022

Les intranquiles


Tuve un familiar que, ya de mayor, pasó unos cíclicos episodios de enorme excitación, seguidos por otros de no menos enorme aplastamiento.
Durante los primeros iba a ver películas, escribía, llamaba, asistía a actos sociales en los que se mostraba sumamente locuaz e interesado por todo. También -es verdad- compraba, siguiendo una pasión por las cuestiones militares que había mantenido oculta, unos cascos carísimos de la Primera Guerra Mundial, cosas así.
Ese comportamiento asustaba a su familia más próxima, que tomaba cartas en el asunto y lo hacía medicar, con lo que al cabo de un tiempo volvía a su posición de partida, de hombre silencioso, que asentía a todo y escuchaba educadamente, pero sin chispa alguna, o incluso a algún peldaño más abajo.
Siempre consideré su caso como el de un hombre al que habían mantenido reprimido toda su vida, sin poder dar rienda suelta a sus aficiones y querencias, pero esa era, desde luego, la mirada de un adolescente alejado de su vida, que no tenía que apechugar con sus excesos.
En “Les intranquiles” (Joaquim Lafosse, 2021; colgado hace nada en Filmin) el personaje que centra toda la acción es un pintor de estima, que vive en una casa de campo con su mujer, restauradora de muebles y decoradora y el hijo de ambos. Cuando no controla su dosis de litio en el cuerpo, entra en una crisis explosiva.
Cuando empieza la película le empezamos a ver pasado de rosca y la cosa va a más, temiendo sus próximos y los espectadores de la película por donde va a estallar la cosa.
Conviene verla con atención hasta el final, porque yo diría que lleva a una reflexión adecuada sobre ésta y otras muchas cosas de la vida.


 

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