Dicen que los chinos no sienten ningún apego por su patrimonio histórico. Parece, sin embargo, que con Jia Zangké haya surgido la excepción, como prueban muchas de sus películas que confrontan grandes obras de nuevos equipamientos o polígonos de viviendas con los barrios tradicionales que destrozan para hacerlos.
En esta exploración histórica (vía los testimonios de mucha gente contando su vida ante la cámara) de Shanghai por los 40 hasta su momento de producción que es “Historias de Shanghai” (2010; en Mubi), Jia Zhanké comienza con una imagen-choque. Uno está limpiando y dando brillo a un gran dragón de piedra situado frente a antiguos barrios populares de la ciudad a punto de ser devorados por enormes promociones de vivienda, a lo chino.
Poco después aparecerá un pequeño matón que divierte y da miedo por partes iguales y por todo el metraje más filmaciones que hablan de la China del momento rodean las evocaciones de las diferentes personas que dejan a las claras lo duro de la vida en el país, en una evolución desde la lucha para vencer la miseria más absoluta o las persecuciones ideológicas hasta el pobre desgraciado que para salir de la pobreza integral se mete a especular en la bolsa en el momento en el que el gobierno cambia sus normas y se convierte en un millonario. Desde la completa miseria y hacinamiento en barrios populares hasta la sofisticación de la moda y los proyectos de los arquitectos estrella.
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