Esto del Docs Barcelona (este año en Filmin) es como un bazar. Falto de referencias, vas escogiendo, en general, entre uno u otro documental de su programación casi únicamente en función de la curiosidad que te va despertando uno u otro tema.
En este caso (“Overseas”, Sung-a-Yoon, 2019; hasta el sábado 30), el tema era las criadas filipinas. La apuesta era si la película sería capaz de desvelar las personas que se encuentran detrás de esos muchas veces inexpresivos rostros. La penetrante primera escena, correspondiente a la imagen que cuelgo, aunque no la desvelaré, parece responder que sí.
Hace poco vi una película semejante, sobre una especie de escuela para criadas, casi niñas, creo que sudamericanas, pero no ha habido manera de que recuerde su título. El tema de ésta es el mismo. Vemos las lecciones que tienen lugar en un caserón habilitado para mujeres filipinas que quieren ir a trabajar de criadas o niñeras en el extranjero. Las maestras hacen complementar sus consejos con los relatos de otras que ya han pasado por la experiencia. La escuela tiene también unas curiosas clases prácticas, basadas en estos relatos, en las que las candidatas representan pequeños episodios sobre conflictos con los que pueden encontrarse en sus trabajos de destino. Parecen fotonovelas con distanciamiento brechtiano, porque todos los actores hacen de todo (empleadas y empleadores, y dentro de éstos hombres, mujeres e hijos, europeos, americanos, de Singapur, de Dubái...: todos estos últimos con tendencia al egoísmo, al sadismo y con la libido disparada) y, en medio del tagalo, van surgiendo frases en inglés y unas cuantas palabras que dejaron en herencia en ese lenguaje los españoles: familia, trabajo,...
Reiterativa, seguramente mediante un cortometraje habría trasmitido igual, o mejor, su mensaje.
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