sábado, 2 de mayo de 2020

Ivana la terrible

Ivana, rodeada de sus padres y de la horrorosa estética “moderna”, con decoración pretenciosa, de su casa.
Festival D’A, en Filmin: Vista (por recomendación expresa, que si no, ahí seguía, en el sueño de los justos) “Ivana la terrible” (Ivana Mladenovic, 2019). Una película rumana, pero hablada en su mayor parte en servio y rodada en Kladovo, una región servia fronteriza con Rumania.
Según he creído entender, Kladovo se encuentra junto a un embalse del Danubio, cuya presa fue, desde tiempo inmemorial, un puente internacional, que unía Servía con la vecina Rumania.
Tras unos títulos como de comedia italiana o española de mediados los 60, sigue una bastante inclasificable película, que se pasa, drama existencial que se ve como comedia alocada, como una exaltación.
Su realizadora es también la co-guionista y veo ahora que actriz principal, haciendo de la joven protagonista que conserva su nombre, de la misma forma que también ocurre con al menos otra de las que aparecen, a la que está dedicado el film.
Ivana, desayunando tras discutir con su abuela.
Ivana es una hipocondríaca, actriz de éxito en Rumania, que, al seguirla en su regreso provisional al hogar de sus padres en Kladovo, nos permite captar unas cuantas cosas del lugar y de sus gentes, siempre visto todo desde un punto de vista tirando a divertido.
Así, vemos, desde una mirada occidental, una sociedad extraña, en cierta forma similar a la española de hace bastantes años, mezclada con pinceladas de modernidad. Unas autoridades políticas herederas del estado comunista, buscando su ubicación en la sociedad capitalista; unas casas de estética horrorosa, ocupadas por familias extendidas, con la abuela siempre conviviendo bajo el mismo techo; un festival muy popular vivido por toda la escala social, hasta por los más inconformistas, especie de hippiosos, jóvenes.
Imagen que ve Ivana de su antiguo amante y su novia actual, visitando un yacimiento arqueológico.
Todo ello, con escenas que en ocasiones acaban tan bruscamente como la misma canción de los títulos de crédito, constituye un bullicioso hormiguero, que nos permite ser observado como por un asombrado entomólogo y a mí despedir de forma satisfactoria un día más de los de la alarma.
En casa de sus amigos.

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