martes, 25 de agosto de 2020

The souvenir

En la imagen no se aprecian los perros, que completan el cuadro de esta escena de paseo campestre de las dos parejas, una los padres de ella.
Honor Swinton Byrne

La inusual pareja en su apartamento.

Mi cicatero espíritu ha estado a punto de dejarme sin ver la maravilla que todos califican como la gran sorpresa de la temporada. Por suerte esta noche he roto la barrera esa que me había autoimpuesto de no pagar ningún extra a lo fijo que ya destino mensualmente para ver cine en plataformas digitales y he visto, a una semana (creo) de desaparecer de Filmin, “The souvenir” (Joanna Hogg, 2019).
Mi consejo: ¡qué son 3,95 euros hoy en día! ¡A rascarse el bolsillo! Por esa cantidad, al menos estando suscrito a Filmin (no sé muy bien cómo va la cosa) se puede ver la que para mí supone una de las propuestas más sólidas del cine reciente.
Para decir algo sobre su trama, explicar que narra una evolución, acelerada, de la relación de una pareja, tras su encuentro e inicio de convivencia. La protagonista absoluta de la función es una increíble Julie (Honor Swinton Byrne), estudiante de cine, lo que da pie a entrar en una nada superficial muestra de cine dentro del cine.
Pero esto no sería decir nada si no se entiende que todo ello está servido en escenas impresionistas pero no mucho, que van haciendo avanzar -con sus momentos de ralentización y otros de aceleración- el endiablado espiral de la trama, que no es otro (y esto ya es cosecha mía) que la del acceso a la madurez. Y que cada escena está envuelta en una atmósfera especifica, en un film en el que el ambiente lo es todo.
En este sentido, el que se parezca en nada y además, como tuvo sus buenos detractores, quizás lo que diré ahuyenta a espectadores que podrían, de otra forma, valorarla, pero en ciertos momentos “The souvenir” me ha remitido, por su captación y exhibición de ambiente, a “El hilo invisible”
Por el final he quedado atrapado por la imagen de la madre (Tilda Swinton), diligente, preocupada por su hija. Y no ha sido hasta entonces que he reparado en que madre e hija lo son tanto en la ficción como en la realidad.

En uno de los lugares de alto standing en donde se reúnen.

Y uno más.



 

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