Parece que también las doblan y las pasan por alguna de esas televisiones de la TDT. Yo las suelo pescar por TV5Monde, en versión original subtitulada. Si al explorar el programa del día veo que tiene algún elemento consistente, las grabo. Son muy buen pasto para ojear si llevan a algo más en esa hora tonta de después de comer. La gran mayoría sólo dejan seguirlas cansinamente y puedes tranquilamente caer dormido unos benéficos minutos (lo de benéficos según explicación de un neurólogo del que rápidamente tomé nota).
El elemento consistente de la producción para la televisión catada hoy, "Rouge sang" (Xavier Durringer, 2014) era su actriz protagonista, Sandrine Bonnaire. No sólo ella. Dentro del esquema trillado de una investigación policiaca con sus consabidos descubrimientos y alguna que otra sorpresa paulatina, hay un par de historias bien escritas y un juego de autores (sus escenas con Bernard le Coq, esencialmente) que consiguen hacerte verla entera.
Sobre todo porque Sandrine Bonnaire conserva y dispensa de tanto en tanto la desarmadora sonrisa que ya lucía en "À nos amours" y, fijándote bien, hasta emerge en alguna ocasión ese famoso hoyuelo de su mejilla en el que nos hizo reparar Maurice Pialat.
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