domingo, 6 de mayo de 2018

Die tomorrow

Las amigas, amantes de los horóscopos, que se preparan para una boda.
Esto es reincidir. Después de haber asistido en el Festival D'A a la agonía de Mrs Fang debido a su Alzheimer, esta tarde me he apuntado, curioso por saber cómo se desarrollaba, a ver "Die Tomorrow" (Nawapol Thamrongrattanarit, 2017), que iba precisamente de eso, de que todos podemos morir de repente, sin esperarlo.
El niño filósofo.
No es en absoluto el dramón esperable, como tampoco cae en el recurso contrario, también temible, del burdo humor negro. El realizador tailandés, del que veo ahora que ya había visto el nada despreciable "36" (2012), se dedica en el corto metraje de la película a visualizar una serie de historias que ha ido anotando estos últimos años. Arranca, no obstante, con una secuencia hilarante. A través de un vídeo de móvil asistimos a la desconsolada reacción de una cría, sentada en su sillita del asiento trasero del coche, cuando le responden que ella también, como todos los seres vivos, morirá, que no hay más remedio. No tan pequeño como ella, un niño filósofo nos sorprende más tarde con sus templadas aseveraciones.
La chica que quiere aparentar que no le afecta su futura muerte.
Pero no es, como creía, un documental, que temía fuera sólo reportaje con entrevistas. Muchas pequeñas historias de ficción siguen a continuación, recogiendo, siempre en off, las circunstancias de la muerte de alguien, luego mencionadas en una nota de periódico. En general, tras la historia/cuento y el cartel que finalmente la explica, Thamrongrattanarit (¡vaya nombre!) planta una cámara fija en un espacio ahora vacío, donde acaba entrando otro personaje. Unas plácidas notas de piano acompañan de fondo varías de las escenas. Todo ello lleva a la reflexión.
En las alturas de Bangkok.
Me olvidaba: Los planos prolongados de unas cuantas secciones llevan incorporada una buena dosis de tensión, sobre todo para los que como yo padecen vértigo.
Aunque iba con la cabeza inmersa en las cosas de la película vista, he mirado a ambos lados, por si acaso, antes de cruzar la calle.

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