Hoy, para variar un poco, una pequeña crítica a la Filmoteca, que nos convoca a ver una película de su ciclo "empezaron en silencio" (que recoge obras de grandes cineastas que se iniciaron en el cine mudo y luego siguieron en el sonoro) y lo hace anunciando la (co)autoría de Joseph von Sternberg, mientras que luego ni en los títulos de crédito ni en la factura del film aparece.
Aunque he notado que ha gustado al respetable, "Children of divorce" (Frank Lloyd, 1927) no consigue, para mi gusto, sobresalir de lo que debía ser la cansina medianía de la producción de la época y no conserva ninguna de las características del cine de Sternberg, ni en sus planos, ni en su iluminación, ni en sus contrastes. Por ningún lado. Otro de sus atractivos era ver a un jovencillo Gary Cooper que, eso sí, tras todo un preámbulo con las dos protagonistas aún modositas niñas en un internado de Paris, hace su aparatosa y convincente aparición entrando como un elefante en una cacharrería en el jardín en que se celebra una fiesta: saltando montado a caballo la valla (foto).
Eso, la sombra de una cortina que se baja y un recorrido del personaje de Clara Bow hacia el fondo del lujoso apartamento donde vive tras mirarse en un espejo con toda la apariencia de despedida por hundimiento moral, sería para mí lo único destacable de la sesión. Con el acompañamiento musical para piano del maestro Joan Pineda, claro.
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