El cine de Ermanno Olmi ha tenido periodos con muy baja aceptación, quizás por su adscripción católica, pero por suerte (y merecimiento) ahora hay casi unanimidad en su apreciación.
Una extraña, muy inusual película suya es “El tiempo se ha detenido” (1959; está en Filmin), rodada en lo alto de una montaña, junto a una presa en construcción.
La película, de una trama mínima, sigue las peripecias diarias de una pareja de vigilantes que han quedado al cargo durante una paralización de la obra por vacaciones de invierno. Uno es un veterano (la forma en que corta la leña te deja ver que no se debe tratar de un actor, sino de algún trabajador real del sitio) y otro un estudiante que sustituye a última hora a otro. Asistimos al recorrido que efectúan desde la desconfianza mutua hasta una clara intimidad cómplice.
A veces te preguntan por películas buenas sobre Navidad. Ésta la podría señalar sin rubor como tal.
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