viernes, 28 de mayo de 2021

Un adiós a una hija


Una de las posibles formas para que salga una buena película digo yo que puede ser el acierto en saber trasmitir un determinado juego de miradas. Hacer, sin que resulte muy forzado, que el espectador capte que tal personaje está mirando a tal otro y haber dado la suficiente información previa para que deduzca y comprenda las razones de esa mirada.
Miradas de esas, que palpitan y transmiten, descubrí hace un tiempo en un cortometraje pasado en un festival de cine francés de cine por aquí, “Un adieu” (Mathilde Profit, 2019) y, como trataba de un padre que deja ir a su hija de casa, como fui padre y -como señala Anna- inevitablemente me alcanzó, lo anoté en una libretita y lo comenté en este “Casi lloré al ver esta escena en el cine” que me publica hoy La Charca Literaria:


 

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