Es verdad que esto del Facebook tiene cosas muy criticables y otras que resultan de tanto en tanto bastante pesadas, pero se me reconocerá que también tiene su lado bien bueno. Uno de éstos, para mí, es sin duda haberme acercado a gente a la que siempre he admirado y hasta de la que alguna vez he pensado que vivían la vida que seguramente a mí me habría gustado, pero que yo no podría ni me atrevería nunca, vivir.
No acabo de conocer bien a todos los “amigos FB” que se mueven por esa plaza, pero podríamos decir que se van formando en ella grupos, casi familias, diferentes. Si cuando entré en esta red social vi que me había hecho con un grupillo de amigos de Bilbao, que luego poco a poco se fue diluyendo, ahora soy también “amigo FB”, entre otros, de un grupo de “tangerinos”, y no de unos tangerinos cualquiera. Ahí van para atestiguarlo los nombres de Bernabé López, Ramón Buenaventura... y últimamente Javier Rioyo, porque de Lisboa, siguiendo ciudades envidiables, fue a vivir a y vive ahora y trabaja en la ciudad del Estrecho.
Pues bien: ayer Javier Rioyo acudió vía Zoom a una charla de la Cátedra UNESCO bajo el nombre de “Tánger, esa vieja dama”, el mismo del documental que hizo con López Linares en 2001 sobre la ciudad.
Tocó en el tiempo de conexión casi todos los temas que suelen cruzar por el horizonte cuando se piensa en la ciudad. Le incitó inicialmente Nesrin Karavan, natural de Estambul, planteando las posibles similitudes entre las ambientes históricos de las dos ciudades, cargadas de espías, religiones, idiomas y culturas diferentes.
¿De donde viene su atractivo? Rioyo lo tiene claro: “Pocas veces se han dado casos de coincidir en una ciudad una serie de circunstancias como escasos impuestos, convivencia de muchas religiones e idiomas y,sobre todo, bastante, mirado retrospectivamente, insólita liberalidad...”
Ha buceado en alguno de los variados mundos que le llevaron hasta situar en su mente la ciudad de Tánger como algo especial y ha mencionado entonces tanto a los reusenses Fortuny y Tapiró como a las muchas figuras cinematográficas implicadas (Sainz de Soto, José Luis Alcaine, Concha Cuetos, Bibi Andersen, Glòria Berrocal, Diego Galán,...) o de otros campos (Goytisolo, Ángel Vázquez, Haro Tecglen, Carmen Laforet -de cuyos contactos tangerinos nos informó ayer muy bien Rocío Rojas-Marcos, autora de un libro sobre ello- o los citados Bernabé López y Ramón Buenaventura).
El recuento ha dado poco después para hablar del Tánger mítico (evocado como si hubiera sido irreal, según Andrea Villar del Valle, que está estudiando el tema, por varios títulos de novelas concentradas en ese ambiente, que hablan de niebla, sueños y cosas así) y del real (que Javier Rioyo ha señalado que también ha ofrecido títulos como “El pan desnudo” o “La vida perra...)”.
Han salido sitios inolvidables, tangibles como el Teatro Cervantes (aún por restaurar, ahora ya bajo la titularidad del gobierno marroquí) o el Cine Alcázar de la ciudad y otros ya prácticamente intangibles, como el diario España. Y se ha hablado mucho de esa comunidad sefardí de la que quedan, según sus palabras, tres sinagogas, varios edificios, cientos de rastros, pero ya muy poca gente.
Aunque hubo un malentendido inicial sobre el momento de conexión para la sesión, porque el huso horario de Barcelona y Tánger difieren una hora y por aquí solo parecemos saber de nuestra propia hora, quiero creer que eso fue nada más que una anécdota, y que vamos a la una con Tánger o, al menos, con lo que está intentando hacer en el Instituto Cervantes de Tánger Javier Rioyo.
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