Una contradicción básica envuelve este mediometraje -“Brief von Paris” (Walerian Borowczyk, 1977)- que ha colgado hoy MUBI. El desarrollo obtenido con las cámaras en su captación de la imagen (aunque en esta cinta el color rojo/anaranjado ha reventado, estalla en sus superficies y parece que se haya distribuido por todos los demás) no había tenido aún equivalencia en la captación del sonido. Un ejercicio como éste, empeñado en mostrar el ruido que envuelve todo en la gran ciudad, choca de frente con eso: no se trata de sonidos registrados al mismo tiempo que las imágenes y muchos deben corresponder a otra cosa, aunque como lo que quiere es armar ruido, aunque groseramente, eso lo consigue.
Valerian Borowzyk, a quien tenemos por aquí, salvando sus iniciales cortometrajes, como solvente fabricante de cine erótico estilizado, se fue en esa década armado de su cámara de 16 mm (el fotograma -el único que he encontrado por la red- aparece fugazmente en el film) y se pone a rodar planos medios (que monta dejándolos muy cortos) por el Arco de L’Etoile, Campos Elíseos, Plaza de la Concorde, mercados, algún parque, el Pompidou en construcción, etc., pero sobre todo mostrando cómo los coches, autobuses, camiones y alguna que otra máquina irrumpen aparatosamente.
En sus mejores momentos, capta una Serena y estilizada estatua femenina y acto seguido parece querer emularla entre las paseantes, sacando algún rostro, una figura equivalente, pero son raros estos momentos, porque, de hecho, lo que quiere es molestar.
Quizás lo único que nos permite entonces un film como éste, que se sigue con cierta fatiga, solo soportada por saber que el suplicio es corto, es comparar el París de mitad de los 70 con el actual. Los adoquines han desaparecido, coches, camiones y sobre todo autobuses se fabrican ahora mucho menos ruidosos, la ciudad en general se ha “pacificado” bastante sonoramente y parece que el peatón ha ganado protagonismo. No todo ha ido a peor...
Claro que, para fijarte en ese diferencial parisino o por lo menos pescar imágenes del París del recuerdo, la tentación de quitar la banda sonora es fuerte.
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