sábado, 29 de mayo de 2021

Dani Karavan

David Karavan en el documental, mostrando sus manos ante su cara a Wim Wenders, con el que ha estado conversando mientras visitan en Berlin (se sorprende de que ha sido finalmente en Alemania donde ha hecho más obras) una de sus obras.

A sus cerca de noventa años a los que ha muerto, se encarama para comprobar si una de sus obras, en Tel Avid, sigue funcionando.

Sigo tan aturdido como anoche, cuando acabé de ver la película sobre Dani Karavan y me enteré en ese preciso momento, buscando fotos, de que acababa de morir. Tuve que leer varias veces, incrédulo, la fecha de su fallecimiento: 29 de mayo de 2021.
Sabía que fue Dani Karavan quien pensó el monumento a Walter Benjamin de Portbou, pero lo cierto es que apenas sabía nada más de su obra y mucho menos de su personalidad. Ahora ligan muchas cosas. Él hizo ese extraordinario homenaje a Walter Benjamin, con ese túnel metálico que te va bajando hacia las olas golpeando contra las rocas, porque era, como artista que sabe trasmitir con su obra las emociones precisas y como judío progresista, la persona adecuada.
Un poco de cada una de ellas (obra y personalidad) es lo que suministra “Dani Karavan” (Barack Heymann, 2020), que ha pasado por el Docs Barcelona y hasta esta tarde de domingo a las 19h puede verse aún por Filmin.
La obra está firmemente conectada con su emplazamiento y el pensamiento de Karavan, que intenta expresar y hacer sentir siempre un sentimiento profundo con ella.
Vemos inicialmente una chimenea de grueso diámetro pero con unos agujeros para que el viento ofrezca unos sonidos que no tienen nada de humanos. Así dice Dani Karavan que pensó una obra en una colina que domina un desierto israelí. Luego, viendo el proyecto para homenajear a los justos polacos que ayudaron a judíos, apasionado, explica que una luz subterránea deberá surgir para agradecérselo.
Cercano a los noventa años, vemos al artista como un personaje impaciente, que recorriendo obras suyas repartidas por la geografia, se escandaliza por la falta de mantenimiento con que las tienen aquellos a las que las entregó. En una ve que no corre el agua para la que la ideó, en otra se enfurece cuando ve que están apagadas las luces que deben guiar cuando oscurece, en otra se enerva ante la falta de reacción a sus avisos de que un árbol básico se está muriendo, en todas no entiende como no las limpian diariamente, como uno haría con su casa.
Sabiendo este rasgo de su carácter, el realizador le va provocando e incluso se burla un poco de su preocupación por las pérdidas de memoria o posibles fallos cardiacos que se descubre. Viendo el fúnebre acontecimiento de ayer, está claro que no era ninguna exageración.


El camino de la paz, en la frontera entre Israel y Egipto.

Parte de los tres kilometros de “Axe Majeur”, en Cergy-Pontoise, cerca de Paris.

“The essence of place”, en Cracovia.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario