jueves, 27 de mayo de 2021

Contrate una novia


“Vi kan!”, exclaman los personajes de “Contrate una novia” (“Fästmö uthyres”, Gustaf Molander, 1950; en Netflix) y lo entendemos perfectamente porque después llegó el “Yes, We can!” de Obama o el “¡Sí, podemos!” de Ídem.
Comedia que se fuerza en mostrarse alegre, la vimos anoche como elemento para la vision de consenso. Comporta, según nuestra también consensuada opinión tras verla, escenas francamente divertidas y otras que, francamente, están a punto de hundir el barco. Y entre éstas, para que nadie se lleve a engaño, estarían también las protagonizadas nada menos que por Gunnar Björnstrand quien, en contra de la impresionante serenidad de las interpretaciones que hizo en películas de Ingmar Bergman, desarrolla aquí un personaje de lo más histriónico, con la fracasada intención de llevar a la risa.
Comentaba por aquí el otro día que no creía que surgiera la sorpresa en el bloque de películas suecas compradas por Netflix precisamente por las de Gustaf Molander, que seguramente se quedarán en un perpetuo tono intermedio, y ésta lo confirmaría.
La ventaja de su visión por delante del grueso de lo ofrecido por las plataformas estaría en lo alejados que hemos estado de las circunstancias escandinavas por aquí. Ver una película como ésta, con su marcado tono feminista (aunque rompedor también, según se intuye, ahí, porque es uno de los elementos que ves provocan la hilaridad) y situarla por 1950 te vuelven a señalar lo odiosas que son las comparaciones.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario