Siendo las dos de "El carnicero" (“Le boucher”, 1968), esa película de Claude Chabrol que crece más a cada nueva visión, la primera imagen nos acerca a ese increíble travelling inicial siguiendo el ondulado, sino renqueante recorrido de esa pareja, la maestra y el carnicero, por la calle principal de Trémolat. Van dando tumbos porque acaban de salir del banquete de bodas en el que han coincidido, se han conocido y, como es natural, han hecho correr el alcohol.
La segunda corresponde a una escena muy posterior, y es en la que he pensado cuando he leído lo que cuenta Bernard Génin en su artículo sobre Chabrol del Positif de abril: “Stéphane Audran ha explicado su inquietud durante el rodaje del ‘Boucher’ cuando, por causa de la parada para comer, interrumpieron el rodaje de una escena de angustia de la que ella tendría que reencontrar su intensidad cuando se reemprendiera. ‘No te inquietes, le dijo él, todo estará en la luz’.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario