Pues a mí lo que realmente me ha gustado de la sesión ha sido la presencia de las chicas. Las dos actrices protagonistas de la película, joviales, divertidas, explicando cosas de interés y llevándose de calle al auditorio. Ha sido hoy en una sesión de la Filmoteca en homenaje a Jordi Grau, recientemente fallecido. Esteve Riambau ha efectuado la presentación, centrada en la trayectoria de Grau, rememorando el título de su libro de memorias (“Confidencias de un director de cine descatalogado”), y tras la proyección han aparecido las dos protagonistas, Serena Vergano y Teresa Gimpera, guapísimas hermanas en la ficción.
Respecto a la película escogida para la sesión, “Una historia de amor” (1967) decir que, sobre todo en su inicio, se le descubre muy poco de esa filiación a la Escuela de Barcelona que en ocasiones se le ha adjudicado. Una cita doble a Lester (a “The knack” y a “Help”) no es que sea mucho. Llegado un momento de la cinta, la cámara se aproxima a sus actrices y el baile de primeros planos le ofrece otra estética, más moderna. Sobre su idea argumental yo no le veo tanta diferencia con respecto a la de las películas del tan vituperado desde aquí “cine mesetario”. Teresa Gimpera ha desvelado que todo partía, en realidad, de una historia muy personal, que el mismo Jordi Grau había vivido en sus carnes.
Queda, quizás no al mismo nivel que su anterior “Noche de verano” (1962), en la que se veía mucho más el contraste entre la vida en la parte alta de la ciudad y la de su centro, el documento sobre Barcelona a que ha hecho referencia Riambau, aquí centrado sobre todo en un Vallcarca antes de su destrucción, pero también en la aparición del Tele-Exprés, El Corte Inglés y la calle Pelayo en fechas navideñas o la añorada La Luna, café donde aparece, por cierto, un impecable Adolfo Marsillach.
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