viernes, 24 de mayo de 2019

Barcelona al inicio de las películas

Por partes, pues, si debe darse cuenta de lo que dicen fue el V Taller sobre la representación de la ciudad del MUHBA, que ocupó toda la tarde de ayer. Iba la cosa de Barcelona y el Cine y su primera parte correspondió a Jorge Gorostiza, por otro lado organizador de la jornada.
Jorge Gorostiza, de quien ya expliqué ayer que era la máxima referencia en cuanto a la relación del cine con la arquitectura y la ciudad (literalmente: hágase la prueba y tecléese “cine, arquitectura, ciudad” en un buscador y ya se verá qué sale), tituló su ponencia “Planos de situación: Barcelona en los inicios de las películas”, sorprendiéndonos con una apasionante catarata de imágenes y secuencias con las que empiezan venga films, de lo más variopinto, sobre la ciudad.

Justificó su elección homenajeando a Santos Zunzunegui, quien se ve que en su libro “La mirada cercana” (Paidós, 1996, recientemente reeditado por Shangrila), dijo que en los primeros planos de una película suele estar contenida toda la idea de la película, y ahí estaba “Centauros del desierto” para demostrarlo...
Pero, de hecho, fue incluso más atrás. Haciendo un paralelismo con los proyectos de arquitectura, aseguró que muchas veces en la portada del proyecto (ver la primera foto) ya está resumida la esencia del proyecto, y que otro tanto pasaba con los carteles de las películas, sirviéndonos a continuación una buena ducha de imágenes icónicas de la ciudad que han servido de tal para producciones de última hora. Yo quedé boquiabierto de la de ocasiones en que había aparecido ya la Sagrada Familia (en imágenes imposibles, destruida por una hecatombe nuclear, en entornos de lo más fantasiosos -ver, por ejemplo, la segunda foto-, etc) en los últimos tiempos, cuando ya presentaba bastante más que las cuatro torres originales.

Una vez ya entrando en la materia de su charla, la ducha, de lo más interesante, fue, tras la larguísima panorámica sobre la ciudad de la para mí desconocida “The bobo” (Robert Parrish, 1967), de cortas escenas iniciales, con sus títulos de crédito, buena parte rodadas desde puntos idénticos (¡el teleférico!) de una ingente cantidad de películas rodadas en Barcelona, desde la actualidad hasta los años 50. Como la de la tercera foto, que creo corresponde a “Sin la sonrisa de Dios” (Julio Salvador, 1955).
El resultado de un ímprobo trabajo, que -digo yo- el Museo de Historia de la ciudad debería comprar y exhibir sin fin en su sede...

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