Los cuatro amigotes |
Hice cambiar a Teresa la fecha del teatro para poder ver esta película, que intuía podía ser de lo mejor del ciclo “Inéditos chinos en femenino” que hoy se iniciaba en la Filmoteca, y ahora me veo obligado a justificar el interés de la sesión. ¿Cómo decirlo? “Cruce de caminos” (“Shi zi jie tou”, Shen Xiling, 1937) viene a ser como un “El séptimo cielo”, pero rodado e interpretado no por Borzage, Janet Gaynor y Charles Farrell, sino por un tronado grupo amateur.
Rlla, en tranvía |
Oscila entre el dramón desatado (como correspondería a unos estudiantes que, acabada su carrera, no encuentran empleo en el convulso Shanghai de los años 30) y la comedia burlesca más tirada (con amigo tonto para encauzar las escenas cómicas) y vuelta a empezar, sin solución de continuidad. Tiene planos deslumbrantes, y hasta algún encuadre, sobreimpresión o movimiento de cámara interesante, sí, pero luego todo se echa a perder por la tontería y exceso en el que se refocilan sus actores.
Em la fábrica, como supervisora |
Si tuviera que quedarme con algo, yo lo haría indudablemente con sus cortas escenas documentales en exteriores. Las modernas casas años 30 que van apareciendo en los títulos de crédito iniciales, la bulliciosa Nanking Road –repleta de tranvías- de Shanghai, su Bund –por el que, en un momento, se ve entrar, causando un cierto estremecimiento, un barco de guerra-, algún chino diríase que salido de “El Loto Azul” del Tintín. Pero es posible que casi todas esas escenas, muy alejadas de los pobretones interiores de estudio, hasta tengan otro origen. Sólo una de ellas puede asegurarse que está efectuada por el equipo de la película: la protagonista se pasea por entre las modernas máquinas de una fábrica de hilo.
No es una imagen de la película, pero para dar una idea... |
También, en otro orden de cosas, me quedaría con cosas que hablan de un sistema cinematográfico popular, con una cierta estructura. Justo tras los títulos de crédito aparecen presentados muy graciosamente, uno a uno, los actores; o bien luego, que hay un par de canciones. Ricard Planas, que parece ser quien ha seleccionado los 16 títulos que se presentarán en esta tanda de copias restauradas por la Cinemateca de Beijing, ha comentado que esas dos canciones eran obligadas en todas las producciones de la época, porque era con lo que sacaban más dinero. Para entender lo populares que llegaban a ser –ha seguido- baste decir que el himno nacional chino actual procede de una película de esa época.
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