viernes, 12 de mayo de 2017

Fai bei sogni


Siempre me gustó Bellocchio. Esos mamporros a la familia, la iglesia, la institución militar, me parecían bien dados, y me hacían poner de su parte con energía. Pero en sus últimas películas, él ya cercano a octogenario, viéndolo como uno de los pocos cineastas de mi juventud felizmente activo, y todavía haciendo ir a ver con interés sus películas, el vínculo se acrecentó. En su última estrenada, "Fai bei sogni", descubrí las razones profundas por las que me pasaba. E intenté escribirlas a partir de una escena que me llegó al alma. Hoy aparece en "La Charca Literaria" el artículo que me salió.

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