miércoles, 22 de octubre de 2025

La soledad del corredor de fondo


El otro día decía que había visto una cosa de puesta en escena, utilizando muy bien un atrezo, en una secuencia de “La soledad del corredor de fondo” (Tony Richardson, 1962).
Lo había localizado en una de esas escenas, muy frecuentes en los films de los del Free Cinema, en las que unos jóvenes obreros abandonan por un tiempo sus hogares (esas viviendas repetidas hasta la sociedad por la clase proletaria), suben a una colina con sus novias y desde allí, después de mirar el panorama fabril que con sus chimeneas y humos lo domina todo, dejan volar sus sueños de futuro.
En la película, Colin (Tom Courtenay) acaba tumbado junto a su amiga, y un plano resulta que deja verlos recortados en contrapicado, con un aire de fondo cortado por un alambre de espinas (primera imagen).
En el pase de esta mañana me he fijado en que la cosa es aún más exagerada. La otra pareja que ha subido también a la colina, la primera que se abraza, resulta que lo hace con, de fondo, un matorral…repleto de espinas (segunda imagen).
Queda clarísimo que Tony Richardson está advirtiendo que el camino que van a recorrer en la vida esas parejas es muy doloroso, está sembrado de dificultades, y que nunca llegarán a cumplir sus deseos.


 

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