Pues me parece que sólo una escena de “La belle dame sans merci” (1921, ayer en la Filmoteca) justifica la fama de su directora, Germaine Dulac, y no como cineasta de vanguardia o surrealista, que no hay ni un atisbo de eso en todo el metraje, sino de feminista avant la lettre.
La escena en cuestión comporta la “emancipación” (así lo registran los intertítulos) de la mujer burlada, harta de la infidelidad de su marido, aunque la emancipación me temo que significa caer en los brazos de su silencioso adorador, el marqués. En cualquier caso, no hay tiempo ni de reflexionar sobre esto, porque llega el final más acomodaticio que pensarse pueda, con reconstrucción de las parejas oficiales, ahora ya muy felices.
Pero la protagonista absoluta de la película es otra, una mujer fatal que hace una aparición brutal, en plan Mata Hari, como prometedor plano inicial del film. Es ésta una mujer fatal que, herida por un primer amor, con gran éxito en el mundo del espectáculo por su supuesto atractivo sexual, juega cínicamente con los hombres que caen a sus pies, a los que usa y a continuación tira.
El problema principal, a mi modo de ver, es que la actriz que la interpreta quizás pudiera constituir el modelo de belleza de esa época, pero notoriamente no de la época actual, puesto que tiene un tipo de talle, para entendernos, como de cantante de ópera antigua. Una escena que supongo quiere ser lasciva la representa tramando sus cosas dándose un baño. La fotografía que he encontrado y colgado debe corresponder a uno de los escasos instantes en que ha logrado amagar sus fluctuantes carnes y no denota demasiado que posee un barrigón peor que el mío.
Dejando de lado la folletinesca trama y el ambiente (marqueses y condes los que menos) en que se desarrolla, hay alguna escena paralela curiosamente montada y otra en la que la destrozacorazones va en un coche descapotable a toda velocidad por un camino sin consideración alguna por los pobres trabajadores del campo, que resulta, por su cinismo, divertida, pero vaya.
He ido a consultar el Diccionario de Sadoul, y menciona, como destacables largometrajes suyos, “La coquille et le cregyman”, “La sonriente Madame Beudet” y “La fête espagnole”, mencionando que en seguida tuvo que someterse a los requisitos comerciales, acabando su carrera prefiriendo filmar encargos documentales que películas que no preservaran su independencia. Yo he visto de esos los dos primeros títulos. El primero es con el que todos los manuales la emparentan. El segundo, por lo que tengo apuntado, es el que su visón me concedió una mejor experiencia y veo que Sadoul lo considera su obra maestra. Creo que en el ciclo no se proyecta, desgraciadamente, “La fête espagnole”.
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