Película a inscribir, desde luego, en la historia del cine como una de las cumbres del cine social, “Give us this day” (Edward Dmytrik, 1949; vista ayer en la Filmoteca, donde volverá a pasarse el jueves 9), mentiría si no dijera que, a partir de la hora de proyección (dura dos horas), se me hizo bastante árida a base de tanto miserabilismo como exhibe.
Historia constituida por un largo flashback, con un prólogo expresionista y un demoledor pero extraordinario epílogo, tiene cierta lógica verla escogida por Pedro Costa en su Carta Blanca, pues hay momentos que podríamos cambiar, en esos oscuros rincones del edificio, familia de inmigrantes italianos a NY por caboverdianos en mísero barrio lisboeta.
Acabados sus títulos de crédito sobre fondo documental de rascacielos neoyorkinos, se produce un brusco salto a decorados, de los que ya no saldremos, si bien los de los edificios en construcción posteriores (Geremio, el protagonista, es albañil, lo que en la banda sonora, dicho por su boca, suena como un orgulloso “builder”) tienen gran mérito. A mí, cada vez más baziniano, me habría gustado seguir con esos escenarios naturales, pero a/ habría sido imposible: Dmytryk, uno de los represaliados “Diez de Hollywood”, había tenido que rodar la película con la Rank, exiliado en Gran Bretaña y b/ no por rodarse en decorados está descuidada la forma cinematográfica, con planos que enseñan techos como en “Ciudadano Kane”, escenas muy dinámicas como la boda o las que recogen el trabajo en la obra, etc.
Lo que está claro es que Dmytryk aún era en el momento de su rodaje uno de los héroes que plantó cara a la caza de brujas, sosteniendo en la película sus ideas sobre la solidaridad de clase y la condena a la traición de los ideales personales. Uno sale preguntándose si habría sostenido lo mismo unos años más tarde, cuando para poder enderezar su vida y carrera tras una penosa estancia en la prisión, colaboró con el tribunal denunciando a unos cuantos compañeros. Elia Kazan, por su parte, pasó a rodar “Fujitivos del terror rojo” y “La ley del silencio”, justificando en ésta, metafóricamente, su propia denuncia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario