Dos jóvenes amigos envían al unísono a una editorial el manuscrito de su primera novela y entonces la película describe de forma idílica y acelerada, con una música estilo Georges Delerue de “La noche americana”, cómo podría desarrollarse a partir de entonces su vida. Pero la narración para bruscamente y se produce una reprise. Vuelven a verse los mismos acontecimientos, pero en ésta ocasión la realidad es bien otra.
Así empieza “Reprise” (2006), el primer largometraje de Joachim Trier, que Mubi colgó ayer y veo ahora que Netflix tiene también en su catálogo. Quizás es la película vista últimamente que más positivamente me ha sorprendido.
Ya en la reprise, un discreto flashback, sin diálogos, da cuenta del trastorno psiquiátrico que asaltó a uno de los dos amigos. Un trastorno sobre el que va a pivotar a partir de entonces la relación.
No es ese el único flashback de la película, que está además repleta de escenas con saltos entre diferentes tiempos que se pisan entre sí, ya sea avanzando el diálogo de una sobre la inmediatamente anterior o bien dando un salto de mayor entidad hacia el pasado o el futuro.
Sorprende la maestría de Trier -en el fondo un primerizo- para dar, al mismo tiempo, una historia de iniciación y crecimiento de su protagonista, un retrato de una generación, un sitio y una época y hasta la evocación de ciertas historias del cine francés (magnífico el partido que saca a los escenarios parisinos -jardín de Luxemburgo, templete del Jardín des Plantes- para narrar una historia de amor en dos tiempos).
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