viernes, 8 de octubre de 2021

El halcón de los mares


No era la tarde de un domingo, pero bueno es también ver en viernes una de piratas y espadachines descansando de toda la semana. Le tocó el turno a “” (Michael Curtiz, 1940), una “de Errol Flynn”.
Entre abordaje y trifulca me he divertido fijándome en cómo esos turbios anglosajones, de los que siempre hemos desconfiado por aquí, echaban una ayudita a la leyenda negra.
No sé si alguna galeaza de las que circularon años atrás por el Mediterráneo se despistó por el océano en el s. XVI, pero me temo que en cualquier caso era muy apetitoso eso de mostrar a los españoles -más bien tontainas, frente a la astucia y agilidad de esos piratas británicos tan patriotas- exclavizando a sus enemigos y poniéndolos a remar hasta la extenuación o muerte. Así pues, mejor convertir los galeones en galeras.
Para acabar de dorar la píldora, ¿qué mejor que sea la Inquisición, con ese puesto suyo tan siniestro, la que juzgue en España a los piratas británicos atrapados? Dan para una escena corta, pero sustanciosa.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario