Pues como dice Mubi, la plataforma que la ha puesto hoy en su catálogo, al año siguiente de “Charulata” (1964), Satyajit Ray hizo con los mismos actores esta pequeña pieza de cámara, “El cobarde” (Kapurush, 1965), a la que yo le distingo un cierto aroma de las obras de tesis del teatro norteamericano de unos años antes.
El argumento es muy sencillo. Un chico que por su trabajo de guionista se recorre el país, es ayudado por un cultivador de té que le lleva a su plantación y le presenta a su mujer, que resulta ser la que fue su antigua amante, años atrás, en Calcuta.
El director de la plantación y rico marido de Karuna, es un hombre ridículo, que se ríe de todo, presenta un decidido gusto por lo británico: habla el idioma continuamente, usa los pantaloncitos cortos de las tropas que anduvieron por la India, ofrece Jerez a sus visitas, juega al golf, viaja en Jeep, se pierde por las delicias del picnic y tararea “El puente sobre el río Kwai”.
En un primer flashback, sabemos del papel que jugó la cobardía en el devenir de la pareja. Un segundo flashback, suscitado por la contemplación de la nuca de la amada, nos lleva a los felices momentos del encuentro previo.
Como en Charulata, la película permite saborear la mano maestra de Ray. Una mirada descompuesta a un espejo de la habitación de la mansión donde le alojan nos acerca de golpe al drama del protagonista. La música, firmada por el mismo director, combina notas del sitar indio con aires occidentales. Unos pesados camiones que pasan por la carretera separan irremisiblemente a la pareja. La cámara, insidiosa, se acerca y rodea al rostro de ella para hacer comprender un sentimiento, una decisión.
A ver si hay suerte y sigue pronto la fiesta.
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