En MUBI está también -y he visto con gran interés- “Jirafa” (Anna Sofía Hartmann, 2019). Por su inicio, la cámara se mueve buscando a sus personajes, pero éstos le son algo esquivos o juguetones y aparecen y desaparecen de cuadro, un cuadro que ya es más adelante más fijo, pero que va variando mucho.
“Places and memories”, sentencia la protagonista (una Lisa Loven que me ha recordado mucho -pómulos pronunciados, hoyuelo, en rostro aparentemente hierático- a la Marina Hands de “Lady Chatterley”, Pascale Ferran, 2006). De eso va, en parte, la película, de sitios y su memoria. También, de la comunicación on line (todos los personajes se hablan por Skype, se ruedan y envían imágenes de su entorno) y de la comunicación “presencial” que es y no es.
Un túnel que va a construirse entre Alemania y Dinamarca, unas tierras y casas que cambian de función o desaparecen, nuevas infraestructuras que se preparan, mientras hay quienes deben abandonar la casa que han ocupado por tres generaciones.
Dara entrevista a gente, se documenta y establece informes sobre esas casas que han mantenido una vida que quizás hasta está reflejada en un diario. Jakub forma parte de una cuadrilla de obreros polacos en actividad en la región. Ambos son habitantes provisionales en la zona durante un tiempo similar. Mientras, una tripulante del ferry que será sustituido por el túnel observa a sus pasajeros y parece ver más allá de sus rostros.
Otra cosa no, pero esta gente de MUBI se curran la selección de sus películas. Me temo que voy a incrementar el presupuesto en plataformas. Anoche comentaba que un cine-club, por mucha sensibilidad y arrojo que tenga y demuestre su equipo gestor, lo que ya es pedir mucho, lo tiene francamente difícil para establecer una programación de la solidez que se aprecia en esta plataforma. El giro hacia lo on-line en sustitución de la visión en comunidad, en una pantalla grande -y esto no es alejarse mucho del tema de la película-, como me dijeron ayer, ha venido para quedarse.
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