domingo, 6 de septiembre de 2020

La terre de la folie

Lugares tan idílicos quizás guarden rectas de locura criminal insospechadas...

Luc Moullet explicando los crímenes cometidos por un pariente suyo al que se le fue la cabeza.

¿Será ese persistente viento el causante de esos trastornos?

Fui bastante por trabajo a una fábrica del valle del rio Pas y ahí oía historias terribles que ponían en duda la placidez que se vivía en un entorno tan bello. Recuerdo, por ejemplo, una escalada de violencia por rivalidad ancestral entre dos familias pasiegas. Uno taló los árboles de la linde del otro y éste, ni corto ni perezoso, como podrían hacer unos sanguinarios mafiosos de película, se dirigió a las tierras del que le había hecho la afrenta y decapitó a su mula.
En MUBI está ahora también una curiosa película de ese curioso realizador que es Luc Moullet, el superviviente -junto a Godard, de la Nouvelle Vague: “La terre de la folie” (2009). En ella, el mismo Moullet se presenta como una persona que no es normal y rehuye la presencia humana, empezando a explicar lo que luego él mismo, junto a otras personas del lugar a las que pregunta, sostienen en la película: que en la tierra de sus ancestros, en los Alpes del Sur, en un limitado territorio hexagonal muy concreto, se producen ataques de locura que llevan a los crímenes más atroces.
Por lo que se va oyendo, las causas pueden ser varias, desde el fuerte viento, que como se dice de la tramontana, acaba afectando a las mentes, hasta los ahorros que se han buscado en los cuidados psiquiátricos de la región y zonas colindantes, pasando por las radiaciones de Chernobil o, lo más probable, rivalidades familiares, celos y demás pasiones humanas, que hacen saltar algún resorte de forma inesperada.
Así pues, en esos paisajes tan hermosos, en esos pueblos que aparentemente son el lugar perfecto para la contemplación, el reposo y la tranquilidad, resulta que con cierta frecuencia se comete un violento crimen. De los relatos de todos estos crímenes se nutre la película, básicamente recogiendo las narraciones de la gente, pero también pequeñas, parciales, complementarias recreaciones de aspectos de detalle.
Es una película realizada por Moullet -en lo que es su marca de la casa, pero que aquí, dado el tema, llegas a pensar si no será que realmente está algo ido- con un notorio sentido del humor. A los que hablan les pone sus nombres en un alerón de un tejado o en la escena final hace que todo lo que ha ido presentando se ponga, divertidamente, en cuestión.

Un habitante de una de las poblaciones habla de su pueblo como lugar de encuentro de antiguos miembros de la mafia marsellesa y de otros malhechores de lugares cercanos.

Ésta es, posiblemente, la recreación más completa. Vemos a un muerto en el camino. En otras ocasiones se ve solo a la cabra causante de la discusión que lleva a la masacre, una hoz recortándose en el cielo, cosas así.



 

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