El protagonista llega al piso vacío de un barrio elegante de Paris donde va a pasar una noche. |
En 2011, en el Festival de Locarno, retuve el nombre de Nadav Lapid. Presentó “Police”, una película muy bien construida que, además, daba una serie de claves sobre un país, Israel, que luego se me hicieron muy presentes al cruzarlo durante un viaje de Semana Santa.
En 2014 confirmó, con “La profesora de parvulario”, que lo de “Police” no fue ninguna casualidad. Otras películas israelíes vistas confirmaban que era bueno seguir el cine que se hacía en ese país, pero otras me recordaron que eso, más que estar asociado a un país, corresponde a la solvencia o no de su director. Lapid la tenía.
Ya dotado de su abrigo se pasea, sin querer mirar los monumentos, por un Paris en el que quiere imbuirse. |
La sorpresa fue el Oso de Oro de Berlin el año pasado a su “Sinónimos”. No hay que explicar, y más leyendo sobre su argumento (un joven israelí llega a París y quiere olvidarse de su país de origen) y su historia de fondo (Lapid, acabado su servicio militar, vivió seis meses en Paris...), que tenía muchos deseos de verla.
Salvo a algún estrambótico israelí, sólo se relaciona con estos dos circunstánciales amigos. |
Pensaba, seré franco, en una película autobiográfica, de iniciación. Tenía en mente que iba a presenciar una especie de “Trois souvenirs de ma jeunesse” (Arnaud Desplechin, 2015) parisina, pero hay que avisar que quien vaya con la idea de una agradable remembranza juvenil se puede llevar un buen chasco. Lapid fuerza la forma, sobre todo con la interpretación de su actor principal (el que pasaría por ser su alter ego), que cada dos por tres no tiene reserva alguna en quedarse desnudo por completo ante la cámara, no se quita para nada su impresentable y caro abrigo de indefinible color con el que se ha visto agraciado y se mantiene como ausente para, con cierta frecuencia, estallar en una insólita reacción. Cosas así.
El circunspecto para el que el dinero no es ningún obstáculo. |
Aparecen varios edificios icónicos de Paris, pero no puede decirse que se trate de la típica postal para dar colorido a la acción que, sin embargo, bulle en un escenario compuesto por por los cafés, las librerías, las calles y hasta las casas del VIIIe arrondissement y su opuesto, del Boulevard Saint-Michel, etc.
Y la princesa. |
Potente reacción contra la presión mental ejercida por su país de origen y contra el inocente pensamiento de que el país de acogida es el bálsamo de Fierabrás para sus heridas, “Synonymes” no era esperable partiendo de las formas de sus últimas películas, mucho más ortodoxas. Lapid se ha lanzado, con gran riesgo, a la piscina. A mi me ha resultado muy sugerente, pero entendería que a otros, no precavidos ante lo que van a ver, les resulte explosiva.
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