sábado, 1 de febrero de 2020

Miradocs 2020

Pere Alberó presentando los documentales de los alumnos de la ECIB.
El BEC (Barcelona Espai Cinema, uno de los pocos cineclubs de la ciudad hoy activos) tiene en su Miradocs una de las propuestas más interesantes. Hace pasar cada año una selección de las mejores prácticas de documentales de las escuelas de cine de por aquí. Ayer, última sesión del ciclo, los protagonistas eran los alumnos de la ECIB, Escola de Cinema de Barcelona.
Una imagen del pueblo occitano de Camille Fabbro, confrontada en “Dans la ville” con otras de la ciudad...
Vimos dos tipos de film, aunque todos englobables dentro de eso que los franceses llamaron “le Je filmé”. Por un lado “Une femme dans la ville” (Camille Fabbro), 27 minutos en los que la alumna, procedente de un pueblecito de Occitania, se muestra de cría en películas familiares rodadas por su padre e incluye alguna escena rodada en su mundo de origen para la ocasión, confrontadas todas con lo que observa por Barcelona, la gran ciudad a la que ha llegado para estudiar cine. Así, a un plano de ella (?) en el metro mirando fijamente el otro andén, le corresponde en perfecto raccord otro de dos vacas también mirando concienzudamente en un pasto. Camille hace notar lo dura que le resulta, viniendo de una vida rodeada de vida vegetal y animal, la ciudad, refugiándose en zonas como la selva del museo de la ciencia.
...como ésta del Museo de la Ciencia, después de haber sorbido en él el frondoso ambiente de la selva amazónica.
Por otro lado vimos una batería de cuatro pequeños films con voluntad autobiográfica de unos dos minutos cada uno: En “La cárcel invisible” Nacho González encuentra por todos lados elementos para simbolizar un cierto acorralamiento personal. Pamela Canos presentó la pieza (“#2 Autorretrato”) que mas me gustó, un soliloquio obsesivo con imágenes de recuerdos fotográficos de ella en su Ecuador natal. Por su parte, Alejandro Gómez pinta -literalmente- su autorretrato, mientras vemos en cuadro su cara en ese momento, hasta que podemos contemplar la desconcertante pero definitoria obra y se despide con una divertida broma. Por último José Donis ofrece una visión personal de su mundo paisajístico, explicado mediante su voz en off. Como se expresa en gallego y en un momento vemos arder el bosque, llegas a pensar si fue coetáneo el rodaje de la pieza con el de “O que arde”.
Alejandro Gómez se pinta frente a la cámara, silencioso y concienzudo -se oye cómo rasga con los carboncillos la superficie del cuadro- su autorretrato.
Cada uno diferente, dentro de ese paraguas de lo autodefinitorio, me ha gustado especialmente ver que no caen en los defectos esos, tan habituales de la gente que empieza, de querer explicarlo todo y hacerlo, entonces, de forma redundante (imagen, música, voz,...).
A la izquierda se intuye el arco del violín de Elisabeth Gea, mientras que Juan Carlos Concha, en la oscuridad de la derecha llena de colores la proyección de un antiguo film sobre Barcelona.
Cómo era la sesión de clausura la cosa acabó con un obsequio adicional: la visión y audición de la “Memoria cromàtica vibrant”, con la intervención en directo de Elisabeth Gea al violín y Juan Carlos Concha Rivero en el ordenador dialogando entre ellos y con la proyección de una película de Promio y otra de Ricardo de Baños que enseñan la Barcelona de principios de siglo, aportando música y pinceladas de colores, y la entrega del Premio Miquel Porter Moix al elegido como mejor documental de este Miradocs.

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