Por una vez eso del apoyo público ha acompañado a una película que fui a ver al cine y me llegó. No sé muy bien qué premios de esos con repercusión en más audiencia recibió, porque no estoy muy al tanto de esas cosas, pero los tuvo.
Ese estilo persecutorio de la cámara a la protagonista, como el que inauguraron los hermanos Dardenne, no creo que haya sido el causante, precisamente, de esta recepción. Pero seguro que Greta Fernández, interpretando a su heroína, sí tuvo mucho que ver. A mí me pasó, llegando a emocionarme de verdad en la escena en que el padre de Sara (interpretado por el padre de Greta) le deja, protector, dormir en su casa y con su promesa le abre una serie de expectativas inusitadas.
Escribí un “Casi lloré de emoción al ver esa escena en el cine”, que hoy publica ahí “La Charca Literaria”:
(En la foto, Sara conduciendo su cochecito)
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