miércoles, 5 de diciembre de 2018

El puente de Storstrøm

Hoy sesión doble Dreyer en la Filmoteca. Pero empecemos por el cortometraje, “El puente de Storstrøm” (1950), que se lo merece. Un sentimiento ambivalente me invadía mientras lo miraba. Por un lado una tristeza terrible pensando que debía someterse a encargos como éste (un documental sobre un larguísimo puente que conecta dos islas danesas) para poder vivir, porque nadie le quería producir en esa época un largometraje de su autoría. Por otro lado, quedarse maravillado viendo cómo se lo plantea y ejecuta.

Pensemos cómo actuaría un director al uso que recibiera ese encargo. Nos podemos imaginar venga tomas aéreas, tomas inauditas desde diferentes puntos de vista, que magnificaran la potencia de la construcción efectuada, quizás un contrapicado desde el agua, que nos deja apabullados.

No es que en el documental finalmente ofrecido por Dreyer no hayan planos aéreos, vistas desde el agua, desde los extremos del puente, etc. Claro que aparecen. Pero, si nos fijamos bien, en vez del retrato pétreo de esa enorme obra de ingeniería, lo que busca en cada plano es algo muy diferente: es continua la visión de ciclistas que, diminutos, lo cruzan mientras nos muestre un plano general, como se busca en casi todos que aparezca un barco, un tren, un pescador,... Todo aquello que insufle vida a la estructura mostrada.

Para completarlo, una última escena, nada menos que con suspense incluido. Un barco con un alto mástil se acerca al puente más y más, mientras atrona la música de la banda sonora. ¿Pasará bajo su arco o se estrellará contra el puente? Lo desvelo: Tiene un final feliz.

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